El escritor modernista Guillermo Jiménez
Por: Wolfgang Vogt
Durante las últimas décadas ha aumentado de
manera considerable el interés por la literatura de Jalisco. Agustín Yáñez,
Juan Rulfo y Juan José Arreola son jaliscienses con una obra que tiene muchos
lectores dentro y fuera de México. Pero estos escritores no son casos aislados, sino
autores formados en una gran tradición literaria. Tuvieron la suerte de nacer
en un estado cuya capital en el siglo XIX fue admirada como la
"Atenas" de México. En Guadalajara se encontraron los literatos del
Sur y de Los Altos de Jalisco, escritores nacidos en Zapotlán, Sayula, Arandas,
San Juan de los Lagos y Lagos de Moreno. Esta última ciudad es un importante
centro cultural del Occidente de México que a principio del siglo XX competía
con Guadalajara. El autor más destacado de Lagos fue Mariano Azuela, uno de los
escritores más representativos de la novela de la Revolución. En las pequeñas
ciudades del Occidente de México había un ambiente cultural que estimulaba la
creación literaria.
Los estudiosos de la literatura mexicana ya conocen bastante bien los pormenores de la vida literaria de Lagos. Sin embargo hasta ahora se sabía muy poco sobre las tradiciones culturales de Zapotlán, donde nacieron Juan José Arreola y José Clemente Orozco. Por lo general tenemos la impresión de que Arreola es un talento que salió de la nada y se convirtió en un gran escritor gracias a lo que aprendió en la Ciudad de México. Pero la semilla de su talento y creatividad literaria está en su ciudad natal, en Zapotlán, una población con una importante vida literaria a principios del siglo XX gracias al libro de Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar que lleva el título Guillermo Jiménez. Ensayo biográfico, podemos conocer más en detalle el entorno cultural, en el cual creció el joven Arreola. Pero Héctor Alfonso no enfoca su investigación en la vida y obra de Arreola, sino en la de otro escritor zapotlense quien es Guillermo Jiménez. Cuando Arreola nace en 1918 éste ya tiene 27 años. Obviamente se trata de literatos de diferentes generaciones, gustos y estilos. Jiménez es un gran autor modernista quien todavía no se abre a las innovaciones del siglo XX, La prosa modernista de su novela más importante Zapotlán (1931) emociona al lector por su gran belleza. Con gran maestría evoca Jiménez el idílico Zapotlán de su infancia, un verdadero paraíso. Su novela corta Constanza es un bello y conmovedor homenaje a su madre, también de estilo modernista. Desafortunadamente ninguno de estos dos libros está a la venta en las librerías. Jiménez es un autor injustamente olvidado y Héctor Alfonso con su biografía quiere rescatar su vida para las nuevas generaciones.
Para entender bien a Arreola tenemos que conocer también a Guillermo Jiménez, porque él forma parte de esta tradición cultural de Zapotlán en la cual se educó Arreola durante su infancia. En la primera página de la biografía de Jiménez podemos leer que su autor en las clases de la preparatoria no sólo oyó hablar de Arreola y Jiménez, sino también del poeta Alfredo Velasco Cisneros quien como profesor inició a Juan José Arreola en la literatura. Gracias a las memorias de Arreola hoy día muchos lectores aprecian a Alfredo Velasco Cisneros como una figura clave de la vida literaria de Zapotlán.
Vemos que ambos narradores aprecian al mismo maestro de literatura, pero por su diferencia de edad tenían distintos conceptos estéticos y escogieron diferentes caminos de creación. Arreola, igual que su amigo Rulfo, moderniza la narrativa mexicana, mientras Jiménez no supera las tradiciones modernistas que habían llegado a un punto culminante durante el porfiriato. Rilke, Kafka y Proust, innovadores de la literatura occidental venerados por Arreola, le son ajenos a Jiménez quien se identifica más con escritores modernistas como Amado Nervo o Enrique González Martínez. Pero ambos narradores tienen también gustos literarios comunes. Héctor Alfonso nos describe la amistad de Jiménez con Pablo Neruda. Los zapotlenses conocen al poeta chileno, porque el diputado cardenista César Martino lo llevó personalmente a Zapotlán el Grande para que recitase allí sus poemas.
Jiménez igual que Neruda fue diplomático. Hizo una brillante carrera como servidor público y como escritor también tuvo éxito. También Arreola fue un hombre famoso y respetado al final de su vida. Igual que Jiménez escribió una novela sobre Zapotlán: La feria, en la cual también evoca su infancia.
Vemos que entre Jiménez y Arreola hay muchos puntos de contacto, sin embargo forman parte de diferentes generaciones y por lo tanto sus obras son muy distintas. La biografía de Héctor Alfonso Rodríguez Aguilar tiene el gran mérito de aportar datos desconocidos sobre la vida de Guillermo Jiménez, datos que también nos sirven para entender mejor el ambiente literario, en el cual se desarrollaron Arreola y otros autores de Jalisco. Esta biografía es una herramienta muy útil para los investigadores de la literatura regional. Además de eso es una señal de la vitalidad de la vida cultural de Zapotlán, cuyo decano en este momento es el doctor Vicente Preciado, autor citado con cierta frecuencia en este libro. En Zapotlán nacieron también otros escritores con talento y éxito como por ejemplo el dramaturgo Hugo Salcedo y el narrador Víctor Manuel Pazarín, para quien Zapotlán es una Atenas del Sur. Sin embargo la mayoría de los literatos zapotlenses no viven en su ciudad natal. Si Guillermo Jiménez y Juan José Arreola no hubieran abandonado Zapotlán, nunca se hubieran hecho famosos. El centralismo fomenta y limita a la vez la cultura regional.
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