Zapotlán de Guillermo Jiménez

                                   Guillermo Jiménez con su novela Zapotlán hace una rememoración del 
                                  Zapotlán (Ciudad Guzmán) de entre siglos XIX y XX. 



 Por Judith Sánchez 

 El sur de Jalisco parece estar rodeado de una bruma que envuelve a sus habitantes en cierto misterio, pues nos hace preguntarnos cómo desde ese rinconcito de la nación mexicana han surgido tantos hijos ilustres. Allí vieron nacer los pinceles de uno de los más grandes muralistas del siglo xx, José Clemente Orozco; escucharon en primera fila la cadencia del “Bésame mucho” de Consuelo Velázquez; y también presenciaron la fundación de la música mariachi con Silvestre Vargas y Rubén Fuentes. En las letras todos pueden ubicar Comala de Juan Rulfo, y no se pueden olvidar las fiestas josefinas de Juan José Arreola, o incluso al bandido Colombo de Refugio Barragán Toscano.

     Y es Zapotlán el Grande –un valle rodeado de volcanes, montañas y adornado con un vaso lacustre– el punto central de los pueblos de la región. Para los amantes de los viajes y la literatura, los invito a conocer esta ciudad a través de uno de los mejores escritores jaliscienses: Guillermo Jiménez (1891-1967).
     Así como los hechos narran a un Juan José Arreola acercándose a sus amigos para decirles, con cierto asombro y con una calidad imperativa: tienes que leer a Guillermo Jiménez, dejo que en estas líneas su voz haga eco mientras les platico de qué va Zapotlán.
 El Ciudad Guzmán rural de Guillermo Jiménez es fotografiada en su obra "Zapotlán"
     El Zapotlán de Guillermo Jiménez es una evocación a Zapotlán el Grande y sus inmediaciones, un espacio en el mapa separado por miles de kilómetros del lugar desde donde se narra la novela: la cama de una habitación francesa. No obstante, los sonidos llevarán al narrador, un ficcional Guillermo Jiménez, a la rememoración de otros tiempos, encadenados únicamente por la relación incomprensible, según la lógica de la consciencia, que surge en aquel momento entre la vigilia y el sueño.
                         Zapotlán (1940) Cuarta edición publicada en Ciudad Guzmán (1988)
     La novela de este autor zapotlense, cuya vida adulta transcurrió en el extranjero, data del año 1940, y es una alusión proustiana. Los años de la infancia son el recuerdo que el goteo del agua viene a despertar. De pequeña extensión pero de profunda calidad literaria, Zapotlán es una obra escrita a partir de los sentidos en la que la sensación de una sábana tersa, la voz cálida y ronca de Laura, el fuerte olor resinoso del cempasúchil y el lienzo de Brígido Aviña, donde permanece para siempre visible la santidad del latonero del pueblo, nos conducen por la vida de un lugar que ya no existe sino en la memoria del autor. El tacto, el oído, el olfato y la vista son las vías de lectura que ofrece Jiménez, que de manera oximorónica deja fuera al gusto, sentido principal por el cual Marcel Proust, con aquellas magdalenas y té de tila, da inicio a su narración.
     Los recuerdos de este pueblo son abordados desde una poética correspondiente a las vanguardias literarias, en especial aquella relacionada con el carácter del sueño, donde se escribe a partir de lo que va apareciendo, con saltos, intercalaciones e interrupciones que reproducen, entre otros elementos, ese despertar abrupto.
Estos recuerdos no están marcados por la primicia de los lugares, sino por las personas. Las imágenes de los personajes quedan impregnadas en la mente del lector con mayor claridad que sus calles e inmuebles, singularísimas como la de don Pedro Gaitán entregándole en una cazuela dos testículos a su esposa Rafaela; la del sacerdote Cabeza de Vaca encontrando entre las páginas del libro una carta de amor; la de Candelaria en danza endemoniada entre las cruces del camposanto; la de Cliseria Ocaranza silenciosamente sentada en el zaguán con los puños eternamente cerrados; o la de las hermosas prostitutas, la Chole y la Vaquilla, caminando juntas por la calle a la caída de la noche.
                   Marcel Proust influencia evocativa en la obra de Jiménez
     La intencionalidad del recuerdo se ve explicada en el acto vocal implícito, del evocare, llamar aquello que se encuentra afuera. La realidad del narrador, ese taconeo continuo de la misteriosa vecina del departamento de al lado, irrumpe en el recuerdo del barrio de Pedro Gaitán, capador de gallos.
     Cuando el recuerdo se ve impedido por la realidad y ya ni siquiera se puede acceder al primero, la conjunción del sueño y la materialidad dan paso a la imaginación. Pero no sólo Zapotlán y sus habitantes se vuelven literatura, también la mujer parisina y el sujeto recién llegado de voz gruesa pasan del plano real al imaginario.
     El Zapotlán de Guillermo Jiménez oscila en los contrastes. Y así sus personajes transcurren entre los dos extremos. El sistema de opuestos que establece Guillermo provoca la coincidencia de éstos en un tema o personaje. Tal es el caso del padre Cabeza de Vaca quien transita de la parroquia de San Gabriel –un entorno religioso y casto– a Zapotlán el Grande donde se refugia con su amante, hasta volver nuevamente al primer entorno, un monasterio de cartujos en España. No obstante, la oscilación va más allá del entorno, pues incluso trascurre mediante la forma: del chisme pueblerino del nacimiento del idilio y el reventar del escándalo, a la tragedia griega del dogal, la soga con la que se ahorca a un reo, que representa el abrazo íntimo y que anuncia el final funesto de la pareja.
Zapotlán de Guillermo Jiménez es una evocación realizada a partir de una noche de duermevela, que nos conduce por los caminos del recuerdo y la imaginación hasta un Zapotlán hecho a partir de fragmentos, donde las costumbres, sus habitantes y su geografía quedan impresos en el lector. Tal y como se expresa en el texto, Zapotlán es una exhortación a vivir este pueblo; la lectura sensorial de la obra de Guillermo Jiménez es indispensable para olvidar el dominio de la muerte hasta la llegada rumiante del amanecer.
Texto tomado de la página: https://popurri.com.mx/literatura/el-zapotlan-de-guillermo-jimenez/   para fines de difusión. 

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